La respuesta está en Dios
Soy el papá de una familia católica.
Una familia que se empezó a convertir
-nunca se convierte uno totalmente-
el día en el que entendimos que
DIOS ES AMOR.
El día en el que comprendimos que la Iglesia
-con todas sus imperfecciones-
está compuesta de personas débiles como cualesquiera otras,
pero, generalmente, con más ganas de ser santas...
El día en que nos sentimos pequeños,
-corderos-
pero inmensamente amados por Dios.
Porque después de hacernos mil preguntas
(no siempre encontrando respuestas),
nos dimos de bruces con aquella que lo respondía todo:
¿De dónde vino la vida y el universo?
¿Quien puso en él la primera energía, antes incluso de aquello que llaman "big bang"?
Y sobre todo...
¿Por qué estamos aquí?
Y sólo encontramos una única respuesta posible,
cuando comprendimos que la existencia humana tiene que tener otro sentido:
un sentido trascendente.
Que no venimos al mundo
a divertirnos, a ganar dinero, o a ser poderosos,
simplemente porque si ese fuera el sentido de la vida todo sería absolutamente injusto,
(unas posibilidades reservadas sólo a unos cuantos).
Fue entonces cuando vimos que sólo en una cosa somos todos iguales:
ricos y pobres,
mandatarios y subordinados,
famosos y gente corriente,
cultos y menos cultos...
y que esta cosa era
EL AMOR,
dado o recibido.
Y que por tanto ésta era la moneda de cambio.
Que éste es el sentido de la vida,
y que tras la muerte no hay una puerta que ponga:
"Salida",
como comúnmente se cree,
sino una que pone
"Entrada",
porque lo verdaderamente importante está al otro lado.
Y para comunicaros todo esto trabajamos.
Sobre el autor
Yo soy
el camino,
la verdad
y la vida